Caer en la soledad.
Me encontraba cayendo con gran velocidad a un vacío,
buscando desesperadamente un objeto al cual sostenerme,
para así detener mi caída, pero no había nada a mi disposición,
ruidos y pensamientos desagradables me acompañaban,
poco a poco dejé de buscar soluciones para no caer,
comencé a aceptar que no existía alguna manera de cambiarlo,
entonces la caída aumentó su velocidad,
pero algo dentro de mi me impulsó a pedir ayuda,
a penas pude susurrar,
y hubo un cambio,
alcé mi voz, de manera tan audible que la caída se pausó,
recibí Su ayuda, me sostuvo en sus brazos, calmó mis miedos y me dijo que siempre estuvo ahí,
todo aquel tiempo luchando conmigo misma y nunca pasó por mi mente el pedir ayuda,
fue entonces cuando me percaté que estaba cayendo en la soledad.
Valeria Almaraz ©