La literatura como una extensión de mi.
Desde pequeña me interesé por la literatura, poco a poco las letras de los libros me iban atrapando, dejándome con ganas de continuar leyendo. Solía gastar algunos de mis recreos para asistir a la biblioteca, y me preguntaba porque siempre estaba tan vacía, habiendo tantos libros por leer, quería llevarme todos los libros a mi casa, ¿por qué solo permitían llevarse uno?, ¿por qué mantenían cerrada la biblioteca?, ¿por qué estaba tan vacía?, ¿por qué nadie hablaba de lo que había ahí dentro? Pasaba el tiempo y yo no me daba cuenta de lo importante que era para mí leer. Crecí y me di cuenta que hablar no era la única manera en la que podía expresar lo que sentía. Un día, sin saber qué hacer con todo lo que pasaba por mi cabeza, comencé a escribir, hasta vaciar mis pensamientos. Cuando terminé de hacerlo, me quedé sorprendida con el resultado, y aún más con la paz y satisfacción que sentía. Curiosa, volví a intentarlo, y desde ese día no dejé de hacerlo. Mis letras comenzaron a repartirse entre las personas, al principio eso me asustaba, pero después comencé a verlas como semillas, semillas que se plantaban en las personas y que poco a poco, iban floreciendo. Conocí el amor, y quise escribir todo acerca de él, pero era una adolescente, y no estaba realmente segura de su significado, sabía lo que significaba sonreír al recordar a una persona, querer estar todo el día a su lado, y sonrojarse al escuchar su voz, pero no sabía porqué a veces dolía querer tanto, o porqué a veces estás feliz y al otro día te encuentras llorando, o porqué existen los amores imposibles. Había crecido escuchando historias de amor, y todas terminaban con un final feliz, ¿por qué la mía no podía terminar así?, ¿por qué había tantas personas queriéndose y aún así no poder estar juntas? Al final, la tristeza y el desamor, continuó siendo un motivo para escribir. Con el corazón triste y desgarrado, escribí cartas de amor, y pensé en todas aquellas personas que podrían estar sintiendo lo mismo, fue entonces cuando me prometí, no dejar de escribir, y comenzar a ver la literatura como una extensión de mi.
Valeria Almaraz ©