No son imperfecciones, son inseguridades.
He estado pensando en mis múltiples inseguridades y como éstas me afectan.
Día a día vivo tratando de ocultarlas y ni siquiera me doy cuenta de ello, porque veo normal avergonzarme de cosas que la mayoría de personas no tienen o simplemente la sociedad critica, y son las criticas de la sociedad la principal razón por la cual me voy escondiendo día a día.
La sociedad se ha encargado de crear tanta inseguridad sobre mi persona, que hasta partes de mi cuerpo he comenzado a odiar.
Odio la caspa que aparece en mi cabeza.
Odio que mi cabello tenga fritz y no poder llevarlo suelto.
Odio que el vello de mi rostro no sean tan delgado y sea visible.
Odio las oscuras ojeras que llevo por más que duerma.
Odio que mi nariz sea muy redonda.
Odio que depilarte el bigote deje una sombra oscura donde se encontraba.
Odio no tener mi dentadura alineada y con un tono blanco.
Odio la papada que se forma al bajar con la cabeza.
Odio el oscuro de mis axilas.
Odio el oscuro de mis codos.
Odio las longas que aparecen al sentarme o agacharme.
Odio las estrías que me están apareciendo.
Odio el corto de mis piernas.
Odio que mis piernas no sean tan delgadas.
Odio el oscuro de mis rodillas acompañado de cicatrices de cuando era una niña.
Odio el desalinamiento de mis piernas.
¿Quién me hizo odiar tantas cosas sobre mi propio cuerpo?, la sociedad.
No tengo idea de cuando acepte odiar partes de mi cuerpo sólo porque la sociedad no lo acepta. Ahora se que no se trata de complacer sus estereotipos, necesito aceptar mi cuerpo tal y como es, siendo diferente a los demás.
Quiero no odiar mi cuerpo, dejar las inseguridades, amarlo con todo y sus perfectas "imperfecciones".
Valeria Almaraz ©